12 Señales que anuncian que tu hígado se está deteriorando

😲😲 La número 7 te dejará impactado.

Hígado

12 Señales que anuncian que tu hígado se está deteriorando

El hígado es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, ya que cumple funciones esenciales para el metabolismo, la digestión, la desintoxicación y la defensa. Sin embargo, el hígado puede verse afectado por diversas enfermedades que comprometen su funcionamiento y ponen en riesgo nuestra salud. Algunas de las enfermedades hepáticas más comunes son la hepatitis, la cirrosis, la esteatosis y el cáncer.

Cuando el hígado se daña, puede manifestar una serie de señales que nos alertan de que algo no va bien. Estas señales pueden ser generales o específicas, y pueden variar según el tipo y el grado de la enfermedad hepática. Es importante reconocer estas señales y consultar con un médico lo antes posible, ya que un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado pueden mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes con problemas hepáticos.

A continuación, te presentamos 12 señales que pueden indicar que tu hígado se está deteriorando. Algunas de ellas pueden sorprenderte, ya que no son tan evidentes o conocidas. Presta atención y toma nota:

  1. Ictericia. La ictericia es la coloración amarillenta de la piel, las mucosas y el blanco de los ojos, causada por un aumento de la bilirrubina en la sangre. La bilirrubina es un pigmento que se produce por la degradación de la hemoglobina, y que normalmente es eliminado por el hígado. Cuando el hígado está dañado, no puede procesar la bilirrubina adecuadamente, y esta se acumula en el organismo, produciendo la ictericia. La ictericia puede ser un signo de hepatitis, cirrosis, obstrucción de las vías biliares o cáncer de hígado.
  2. Dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen. El hígado se encuentra en el cuadrante superior derecho del abdomen, justo debajo de las costillas. Cuando el hígado se inflama o se agranda por alguna enfermedad, puede causar dolor o molestia en esta zona. El dolor puede ser leve o intenso, constante o intermitente, y puede irradiarse hacia la espalda o el hombro derecho. El dolor hepático puede ser un signo de hepatitis, cirrosis, esteatosis, absceso, tumor o traumatismo.
  3. Hinchazón abdominal. La hinchazón abdominal o ascitis es la acumulación de líquido en la cavidad abdominal, que produce una distensión y un aumento del volumen del vientre. La ascitis puede ser causada por una obstrucción de la vena porta, que es la vena que lleva la sangre desde los órganos digestivos hasta el hígado. Cuando el hígado está dañado, especialmente por la cirrosis, puede presentar una fibrosis o cicatrización que dificulta el paso de la sangre por la vena porta, lo que provoca un aumento de la presión y una filtración de líquido hacia el abdomen. La ascitis puede ser un signo de cirrosis, cáncer de hígado o insuficiencia cardíaca.
  4. Venas varicosas. Las venas varicosas son venas dilatadas y tortuosas que se ven bajo la piel, especialmente en las piernas. Las venas varicosas pueden ser causadas por una obstrucción de la vena porta, que impide el retorno de la sangre desde los órganos digestivos hasta el hígado. Cuando la sangre no puede circular por la vena porta, busca otras vías alternativas, que se dilatan y se hacen visibles. Las venas varicosas pueden ser un signo de cirrosis, cáncer de hígado o trombosis de la vena porta.
  5. Hemorragias digestivas. Las hemorragias digestivas son la pérdida de sangre por el tubo digestivo, que puede manifestarse como vómitos de sangre, heces negras o alquitranadas, o sangre en las heces. Las hemorragias digestivas pueden ser causadas por una obstrucción de la vena porta, que provoca una hipertensión portal, es decir, un aumento de la presión en las venas del tracto gastrointestinal. Esto hace que las venas se debiliten y se rompan, produciendo las hemorragias. Las hemorragias digestivas pueden ser un signo de cirrosis, cáncer de hígado o úlcera péptica.
  6. Cambios en el color de las heces y la orina. El color de las heces y la orina puede variar según el funcionamiento del hígado y las vías biliares. Cuando el hígado está dañado, puede producirse una alteración en la producción o el flujo de la bilis, que es el líquido que ayuda a la digestión de las grasas y que le da el color marrón a las heces. Si la bilis no llega al intestino, las heces pueden volverse pálidas o blancas. Por otro lado, si la bilis se acumula en la sangre, puede filtrarse a la orina, dándole un color oscuro o amarronado. Los cambios en el color de las heces y la orina pueden ser un signo de hepatitis, cirrosis, obstrucción de las vías biliares o cáncer de hígado.
  7. Prurito o picazón en la piel. El prurito o picazón en la piel es una sensación molesta que provoca el deseo de rascarse. El prurito puede ser causado por un aumento de la bilirrubina en la sangre, que se deposita en la piel y la irrita. La bilirrubina es un pigmento que se produce por la degradación de la hemoglobina, y que normalmente es eliminado por el hígado. Cuando el hígado está dañado, no puede procesar la bilirrubina adecuadamente, y esta se acumula en el organismo, produciendo el prurito. El prurito puede ser un signo de hepatitis, cirrosis, obstrucción de las vías biliares o cáncer de hígado.
  8. Fatiga crónica. La fatiga crónica es un cansancio persistente y generalizado que no mejora con el descanso y que afecta al rendimiento físico y mental. La fatiga crónica puede ser causada por una alteración en el metabolismo de los nutrientes, especialmente de los carbohidratos y las grasas, que son las principales fuentes de energía para el organismo. Cuando el hígado está dañado, no puede procesar los nutrientes adecuadamente, y esto provoca una deficiencia de energía y una acumulación de toxinas que afectan al sistema nervioso. La fatiga crónica puede ser un signo de hepatitis, cirrosis, esteatosis o cáncer de hígado.
  9. Pérdida de apetito y de peso. La pérdida de apetito y de peso es la disminución del deseo o la capacidad de comer y la consecuente reducción del peso corporal. La pérdida de apetito y de peso puede ser causada por una alteración en la producción de enzimas digestivas, que son las sustancias que ayudan a la digestión y la absorción de los alimentos. Cuando el hígado está dañado, no puede producir suficientes enzimas digestivas, y esto provoca una mala digestión, una sensación de saciedad precoz, una intolerancia a los alimentos grasos y una malnutrición. La pérdida de apetito y de peso puede ser un signo de hepatitis, cirrosis, esteatosis o cáncer de hígado.